Josetxo Goenaga y Francisco Plaza llevan cuarenta y tres años animando al Urola, desde la fundación del club exactamente, allá por 1971. «El primer partido se disputó fuera. Fue el 12 de septiembre de 1971, contra los navarros del Gure Txokoa y perdimos 4-3», recuerda Plaza. «El primer partido en casa fue la siguiente semana, el 19 de septiembre de 1971. El Urola se enfrentó al Lagun Onak y también perdimos, 2-4», continúa.
Plaza y Goenaga disfrutaron de ese partido y de todos los que han venido después, ya que son socios fundadores del club y habituales en Argixao durante cuatro décadas. «Yo ahora voy menos por problemas de salud. En casa me riñen», apunta Goenaga.
Camisetas y txapelas
El Urola ha querido agradecer y destacar la fidelidad de los dos zumarragarras rindiéndoles un pequeño homenaje. El sábado pasado compartieron con los jugadores y la directiva la ofrenda floral a la virgen de Antigua y la posterior comida en el centro de interpretación. Por la tarde, antes del comienzo del partido contra el Lazkao, Plaza y Goenaga fueron recibidos en el cesped de Argixao por los jugadores del Urola y miembros de la directiva con el presidente, Jon Alustiza, a la cabeza. Les hicieron entrega de una placa, una camiseta firmada y una txapela. Ambos vivieron una jornada «formidable, fue un día para disfrutar», afirman.
Goenaga, de 88 años, es aficionado al fútbol «desde crío. Siendo chaval le solía llevar el bocadillo al ‘chocolatero’ que trabajaba de pastelero en Zabalokoa y solíamos ir al fútbol. Entonces el Urola jugaba en un campo que había junto a la casa Legazpi. De hecho, el vestuario era la propia casa torre. Ese equipo desapareció y pasaron muchos años, hasta 1971, hasta que se recuperó con la fundación del club», explica.
Plaza, de 81 años, llegó a Zumarraga en 1958 procedente de su Segovia natal. El fútbol le había gustado «de siempre» y en cuanto tuvo noticia de que se estaba gestando el club amarillo se hizo socio.
El Urola echó a andar con Luis Urdangarin como primer presidente y con un campo de hierba natural en Argixao. «Al principio los vestuarios estaban en los garajes de las casas de los Leturia. Después, con los años, el estadio se ha ido acondicionando con el graderío, el bar, las pistas de atletismo, etcétera». Goenaga y Plaza recuerdan «el frío que hemos pasado apoyados contra la pared, granizando… Lo de ahora es un estadio, ha mejorado muchísimo».
El campo es una belleza
Esas mejoras también han influido en la forma de juego de los futbolistas. «Ahora no hay ni baches, ni agua, ni nada. El campo es una belleza. Ahora ni se manchan, es una bendición verles jugar», apunta Plaza.
Tanto él como Goenaga recuerdan con cariño «muchos partidos. Hemos visto de todo, hemos sufrido y hemos disfrutado», afirman. «Yo siempre me acuerdo de un gol espectacular que marcó Juanjo Aldama al Aretxabaleta. Se me quedó grabado, fue un golazo de cine», dice Goenaga. «Para goles buenos, buenos, los de De Luz. Era un tío tan veloz y tan bueno que cuando sacaba del centro del campo al inicio del partido, como el portero no estuviese atento le marcaba un gol», recuerda Plaza. Asimismo, destaca a «los chavales del equipo de tercera división, eran de categoría y todos de casa. Por ahí decían que solo íbamos a durar una temporada en Tercera y estuvimos cinco», apunta Goenaga.
Durante estas cuatro décadas el Urola ha contado con «jugadores muy buenos». Los socios veteranos no recuerdan a jugadores como Chelina. «Benito Díaz, el entrenador de la Real, vino a verle y dijo que jugaba un montón, pero que solo tenía una pierna, porque era zurdo. También me acuerdo de ‘Pelirrojo’, Ruiz, un chaval de Etxe Berri que era goleador. Llegó a jugar en el Alavés», apunta Goenaga. Plaza por su parte cita a Soria, «que vino de Legazpi, y Madariaga, delantero centro que también era muy bueno».
«Antes llenábamos dos filas»
Plaza y Goenaga tienen su sitio fijo en la tribuna de Argixao. «Antes íbamos una cuadrilla que llenábamos dos filas, ahora estoy solo», dice Plaza. «Yo no puedo subir a la grada y al campo también voy menos. Eso sí, cuando no voy llamo a Argixao para saber el resultado cuanto antes. Otras veces también me llama Plaza para decírmelo», explica Goenaga. A la hora de animar «yo soy de los que animo, Plaza un poco menos», dice Goenaga. «Según el momento», contesta el aludido. Ahora bien, ambos reconocen «haberle dicho alguna cosita al árbitro», aunque «ahora, ya menos». No obstante, coinciden en que «ha habido buenos árbitros. Uno de ellos, el zumarragarra Bert».
Goenaga y Plaza afirman haber disfrutado mucho con el Urola, al que han seguido «por todos los campos». En alguno de ellos también tuvieron una experiencia negativa al descubrir que «nos habían roto la luna del coche».
Los homenajeados se muestran «muy contentos y agradecidos» con la atención que ha tenido el Urola para con ellos. «¿Nos lo merecíamos?. También hay otros», dicen humildemente.